dos grapas
Fuimos invitados por Silvia Triana a la segunda sesión del proyecto piloto de dos grapas, programa formativo de materiales y procesos cerámicos de Punto Crudo. El conversatorio hizo parte del módulo 1. Pastas cerámicas que se desarrolló el sábado 6 de junio de 2020 como una sesión de videoconferencias gratuita, abierta al público y transmitida por la plataforma Youtube LiveStream.
El proyecto fue ganador de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura 2020, gestionado por la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín.
El proyecto por iniciativa de su gestora, “surgió para consolidar el fortalecimiento del sector artesanal, desde la transmisión de conocimientos y procesos en un contenido de libre acceso, y para contribuir con procesos de investigación desde una red de conocimiento ampliado que se vincula con diferentes hacedores y se consolida desde la idea de construcción de comunidad y creación de contexto”.
En el conversatorio mencionamos el significado de nuestro símbolo: el pato y la cruz. El ave que representa el vuelo, la migración, tal y como ha sido nuestro trasegar en el conocimiento de esta técnica, al igual que nuestro proceso formativo y de consolidación del taller; y la cruz, con sus cuatro puntas, que significa los elementos esenciales para el desarrollo de la cerámica o alfarería: fuego, aire, tierra y agua.
Rescatamos de este diálogo algunas ideas y reflexiones con el propósito de que éstas puedan ser de utilidad para aquellas personas que tengan interés en el tema y los invitamos a recorrer los contenidos completos de esta iniciativa que ya están disponibles para todos.
Lo primero que queremos mencionar es que, aunque nos puede interesar mucho aprender una técnica en concreto, en este caso la cerámica, sólo será el interés individual, la búsqueda de nuevo conocimiento, unido a la curiosidad, la rigurosidad y la disciplina de cada uno, los factores que harán que esto sea posible. Dependerá de este impulso que podamos adentrarnos total o parcialmente en ella y eso es de manera indiscutible una decisión personal, una manera de asumir las cosas: hasta la raíz o por entre las ramas del árbol frondoso de la vida.
En el conversatorio compartimos el proceso particular del taller, la forma en que obtenemos los materiales, la manera de procesarlos, el paso a paso que da origen a cada pieza, en el cual se decantan la fuerza, la delicadeza, la paciencia y la creatividad.
Charlamos de forma amena con nuestra interlocutora y con su audiencia sobre el proceso de experimentación de materiales, el comportamiento de las piezas en el horno de laboratorio para probar la vitrificación y cómo éste se diferencia de aquel que acontece en un horno de un metro cúbico de cámara interna útil, en el que se cocen las piezas al fuego a 1.300 grados Celsius y que fue diseñado y elaborado en casa. También mencionamos el tiempo, esta variable que no siempre está de nuestro lado, pero que nos acompaña desde el alba, y aquí mencionamos que la quema de un pequeño lote cerámico, dependerá de la cantidad de masa que lo ocupa y de la articulación de muchos eslabones en los que el ceramista se convierte en vigía. Compartimos con la audiencia que en nuestro taller se procesan exclusivamente materiales de nuestra región como el feldespato, sílice o caolín y que hace parte de la vocación del taller, traducir en las piezas cerámicas el valor de los minerales presentes en las rocas del subsuelo andino para darles su valor distintivo.
Mencionamos también que las herramientas de madera, todas sin excepción, son hechas en el taller en jornadas de trabajo, empleando para ello la planta de bambú, que por fortuna siempre ha estado en nuestro contexto inmediato. Concluimos de este diálogo que todos tenemos procesos y formas de acercamiento y ejecución de la técnica distintos, lo que no ubica a unos por encima de otros, se trata simplemente de elecciones conscientes y éticas. Rescatamos también el valor de lo hecho a mano y la especificidad de cada una de las piezas hechas por un maestro artesano, alfarero o ceramista.